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Síntomas de la intoxicación por benzodiacepinas

¿Cómo se presentan los síntomas de intoxicación por Benzodiacepinas? ¿Cuáles son las señales que deben observarse? Debemos distinguir entre intoxicación aguda y crónica.

Síntomas de la intoxicación aguda

Las manifestaciones clínicas de la intoxicación aguda por benzodiacepinas se producen exclusivamente sobre el Sistema Nervioso Central, aunque los síntomas son muy variados. Cuando la administración de la benzodiacepina es por vía parenteral (intravenosa o intramuscular), el efecto aparece en pocos minutos; sin embargo, cuando se administra por vía oral el efecto suele iniciarse a los 30-60 minutos de la ingesta. Debido al similar mecanismo de acción que tienen las benzodiacepinas y el alcohol, los síntomas de la intoxicación de ambas sustancias son muy parecidos entre sí y se potencian mutuamente.

Veamos, a continuación los síntomas más frecuentes de la intoxicación por benzodiacepinas:

  • Somnolencia
  • Ptosis palpebral (caída de los párpados)
  • Disartria (habla pastosa o balbuceante)
  • Ataxia (marcha inestable), incoordinación motora y caídas
  • Diplopia (visión doble)
  • Disminución del reflejo nauseoso
  • Incoordinación motora y aumento del tiempo de reacción (muy importante ante la conducción de vehículos)
  • Labilidad emocional (expresión emocional fluctuante, pasa del llanto a la risa con mucha facilidad)
  • Hipoprosexia (dificultad para mantener la atención)
  • Hiporreflexia (disminución de los reflejos), hipotermia, hipotensión con taquicardia compensatoria
  • Síntomas paradójicos (poco frecuentes): aumento de la irritabilidad, agresividad, alucinaciones.
  • Deterioro de la capacidad de juicio (a altas dosis)
  • Coma y muerte (muy raro). Normalmente se debe a la coingesta de otros depresores en elevadas cantidades (alcohol, opiáceos o barbitúricos).

Los síntomas más frecuentes de la intoxicación aguda por benzodiacepinas son la somnolencia, el habla balbuceante y la inestabilidad.

Síntomas de la intoxicación crónica

La intoxicación crónica por benzodiacepinas se produce cuando el sujeto las consume diariamente y de forma prolongada. A nivel sintomático, se diferencia de la intoxicación aguda por dos fenómenos: uno, que la cantidad que circula por la sangre se mantiene relativamente estable y, dos, que la administración continuada produce una menor sensibilidad a algunos efectos (tolerancia). La tolerancia a una sustancia implica que la administración de una misma dosis produzca menos efecto o, que para producir el mismo efecto que el inicial sea necesaria una dosis mayor. Por este motivo, los síntomas de la intoxicación crónica son habitualmente menos llamativos que en la intoxicación aguda; sin embargo, pueden ser más graves por su persistencia en el tiempo y consecuente afectación sobre el día a día del sujeto que las consume.

Los síntomas de somnolencia, disartria, ataxia, incoordinación motora e hiporreflexia son comunes a la intoxicación aguda, aunque en menor intensidad por el efecto de tolerancia. Sin embargo, cabe destacar en estos sujetos la llamativa afectación del rendimiento cognitivo en:

  • Atención sostenida.
  • Memoria.
  • Aprendizaje verbal.
  • Habilidad psicomotriz.
  • Coordinación motora.
  • Razonamiento espacio-temporal.

El consumo prolongado de benzodiacepinas altera la arquitectura del sueño, disminuyendo las fases de sueño profundo y sueño REM, resultando en un sueño menos reparador al contrario de lo que cotidianamente se cree.

Son también frecuentes otros síntomas neuropsiquiátricos como dolores de cabeza, mareos, cansancio, apatía, irritabilidad, agresividad, crisis de pánico, agorafobia, etc. Muchas veces estos síntomas hacen pensar a profesionales inexpertos que presentan un trastorno de ansiedad y que deben proseguir tomando las benzodiacepinas para evitar un posible empeoramiento si se retiran.

Se ha demostrado que las personas que han consumido benzodiacepinas durante años y tienen síntomas de deterioro cognitivo (como problemas de memoria) pueden recuperarse parcialmente y evitar su progresión si abandonan su consumo. Sin embargo, no llegan a recuperar plenamente sus capacidades iniciales. Es decir, el daño cognitivo es parcialmente irreversible.

El consumo prolongado de benzodiacepinas altera la arquitectura del sueño, disminuyendo las fases de sueño profundo y sueño REM

Los adultos jóvenes y de mediana edad con abuso de benzodiacepinas tienen mayor riesgo de sufrir un accidente, ya sea laboral, doméstico o de tráfico. Los ancianos, al tratarse de una población que metaboliza más lentamente los medicamentos, tienen un mayor riesgo de intoxicación por benzodiacepinas, porque estas se acumulan en el organismo. Un metaanálisis demostró que el riesgo de caídas en mayores de 60 años aumenta un 41 % en los individuos que toman benzodiacepinas (Woolcott, 2009). Además, se ha estimado que el riesgo de fractura de cadera asociado al uso de benzodiacepinas en España era del 8,2 %, cifra muy superior al resto de países de la Unión Europea (Khong, 2012).

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