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Estigma Rehably.es

Aunque la Organización Mundial de Salud (OMS) determinó que la adicción es una enfermedad crónica, por lo que el adicto padece una enfermedad, aún persiste el estigma sobre las adicciones y esta situación no ayuda al paciente, sino que incrementa el problema.


En un principio, las personas se inclinan a probar una sustancia por curiosidad, para sentirse parte de un grupo, o porque “les da valor”, ante sus problemas de ansiedad y baja autoestima; pero más temprano que tarde la supuesta solución se convierte en un problema más grave.

Una vez inmerso en la oscuridad de las adicciones, el adicto no encuentra como salir y esto se acrecienta con el temor a ser juzgados por su entorno.

La familia y seres queridos muchas veces no comprenden el problema y rechazan al adicto sin saber que esto termina por acentuar su soledad y refugio en las drogas; desconocen se trata de un paciente que requiere ayuda urgente.

¿Qué es el estigma?

El estigma se define como una serie de actitudes y creencias desfavorables que desacreditan, rechazan o juzgan sin conocer a una persona o a un grupo por considerarles diferentes. 

Este problema es muy frecuente cuando se toca el tema de la adicción. 

Las personas tienden a ocultar que un familiar padece de un comportamiento adictivo por temor a lo que dice el resto de la sociedad, sin tomar en cuenta las consecuencias sobre el modo en el que el afectado se percibe a sí mismo.

Cuando una persona es señalada bajo un estigma, como el que pesa sobre las drogas y las adicciones, se tiende a devaluar sus esfuerzos y acciones positivas a causa de los estereotipos negativos que se le atribuyen.

Se trata de un problema común en las familias que influyen negativamente en la salud y el bienestar del adicto en diferentes formas.

Esto afecta a la persona enferma de adicción y a su entorno, al final constituye una de las principales trabas para buscar ayuda.

¿Por qué existe la discriminación sobre el consumo de drogas?

Las drogas son un problema cada vez mayor en la sociedad actual y, aunque quien padece esta enfermedad necesita ayuda, se le tiende a señalar como culpable, sin importar lo injusto de la afirmación o como esto puede agravar el problema.

El consumo de sustancias estupefacientes o conductas adictivas como los juegos de azar hacen que la persona afectada caiga en situaciones irregulares para poder alcanzar el objeto de su deseo. 

Lo que en un principio les generaba placer se convierte en una compulsión que los obliga a poner la adicción en primer lugar pasando por encima de otras necesidades como la salud, vida familiar, trabajo y más.

El adicto hace “lo que sea” por obtener dinero para adquirir su droga y por esto se relaciona con el crimen. 

La persona dependiente de drogas es vista como un desadaptado social y de allí viene el látigo del estigma incluso por parte de sus seres queridos quienes, en muchas ocasiones, lejos de ayudar, terminan alejándose. 

El consumo compulsivo de drogas es el resultado de cambios importantes en el cerebro, pero la mayoría de las personas lo desconoce.

¿Cómo afecta el estigma sobre las drogas al drogadicto?

Para el adicto el saber que es señalado, desacreditado y juzgado; deteriora su confianza y capacidad de comunicación, pues por temor a ser víctima de discriminación no procura ayuda, aunque sepa que la necesita.

Los prejuicios sociales, el encasillamiento y el maltrato alejan al enfermo de adicción de la posibilidad de buscar ayuda.

El adicto continúa su consumo a pesar de sentirse en un abismo. Debido al temor de ser estigmatizado no se atreve a revelarle a nadie que padece del problema de adicción. Esto los lleva a desaprovechar valiosas oportunidades de atención.

La falta de comprensión, incluso de los mismos profesionales de la salud, aumenta la ansiedad del adicto y esto lo lleva en muchas oportunidades a probar drogas más fuertes o a consumir más como una falsa salida a la preocupación del estigma.

Si un familiar, amigo o ser querido es adicto no debemos alejarnos, ni juzgarlo. 

El adicto es una persona que necesita ayuda y crear prejuicios lo único que hace es incrementar la problemática que padece.

Siempre hay que tener en cuenta que la adicción es una enfermedad que afecta el cerebro y que se convierte en un problema social. 

En estos casos el adicto termina por aceptar que no puede salir del círculo vicioso en el que ha caído, porque el estigma se interpone como un obstáculo a la posibilidad de ayuda. 

El juicio a un enfermo es un acto cruel. Tender la mano y guiarlo a buscar atención necesaria es el comportamiento más razonable para poder ayudarlo.

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