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alcohol sube la tensión

Intercambiar unas copas con amigos y familiares los fines de semana es parte de las actividades de distracción de más del 40% de la población según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero tenemos que tener cuidado. Las mismas autoridades sanitarias alertan que beber alcohol sube la tensión a niveles poco saludables e incluso peligrosos para tu vida.

Cuando el corazón palpita bombea sangre hacia las arterias y la tensión arterial, también conocida como presión arterial, es la fuerza de la sangre al empujar las paredes de sus arterias. 

Una tensión arterial alta está relacionada con problemas como ataques cardiacos, enfermedades cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca, e insuficiencia renal.

Es frecuente que nos preguntemos ¿qué bebida alcohólica sube la presión arterial? 

La respuesta es que cualquiera, desde el vino, la cerveza hasta el whisky. No importa la presentación, los expertos en salud han determinado que cualquier tipo de bebida con alcohol estimula el sistema nervioso simpático, así como la frecuencia cardíaca, lo que hace subir la tensión arterial. 

¿Qué cantidad de alcohol sube la tensión?

El alcohol sube la tensión cuando se ingiere en demasía y esto implica más de tres copas al día por parte de las mujeres y más de cuatro copas en el caso de los hombres en un período de dos horas.

Consumir más de tres bebidas de una sola vez eleva la presión arterial. Entre tanto, una ingesta compulsiva de manera reiterada puede generar aumentos a largo plazo.

La OMS plantea que de todas las muertes atribuibles a la ingesta de alcohol más casi el 20% son por enfermedades cardiovasculares, además de que contribuye a la evolución de otros trastornos que padecen las personas y en sus resultados.  

¿Cómo se mide la presión arterial?

La tensión alta no tiene síntomas específicos. Esto hace que la única forma de saber cuál es la condición de su estado de salud en este aspecto es mediante chequeos médicos regulares. Se utiliza un medidor, un estetoscopio o un sensor electrónico y se tomarán dos o más mediciones en diferentes citas con el médico antes de realizar un diagnóstico.

La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mm Hg). Esto se debe a que el primer instrumento que se empleó para medirla fue una columna de mercurio. 

Cuando el médico mide la presión arterial, se obtienen dos números. 

  • El primero se conoce como presión arterial sistólica, que es la causada cuando el corazón se contrae y empuja la sangre hacia afuera. 

  • La segunda medida se llama presión arterial diastólica y es la que ocurre cuando el corazón se relaja y se llena de sangre. 

Una presión arterial en estándar normal para adultos es la que lleva menos de 130 la sistólica y una presión diastólica de menos de 80. Superior a estos rangos se considera una presión peligrosamente alta. 

Lo que pasa si tengo la presión alta y consumo alcohol es que los números se disparan y estamos en presencia de un mayor riesgo de problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares. 

La hipertensión como resultado del alcoholismo

Estamos claros en que el alcohol sube la tensión, pero este daño puede desaparecer naturalmente durante unos días. 

No obstante, cuando el consumo es continuado es prácticamente inevitable enfrentarnos con la hipertensión arterial (HTA), la cual es un problema de salud pública a nivel mundial y causal de morbilidad y mortalidad por cardiopatías, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia.

Además de la edad y el sobrepeso, el abuso de bebidas alcohólicas es una de las principales causas de la hipertensión. 

Si nos preguntamos ¿qué pasa si tengo la presión alta y tomo alcohol?

El resultado es un descontrol en el sistema cardiovascular en el organismo que puede tener desenlaces fatales. 

Se considera que el alcohol tiene un efecto bifásico en la presión arterial. La puede disminuir hasta por 12 horas y comenzarla a subir a partir de las 13 horas de haberlo ingerido.

Si padece de hipertensión arterial como consecuencia de un alto consumo de alcohol la primera medida que se debe tomar es bajar la ingesta y probablemente suspenderla por completo en caso de que represente un riesgo inmediato.

A pesar de que el alcohol sube la tensión, suspender su uso también debe ser consultado con el médico. Dejar de consumirlo de manera abrupta puede derivar en una baja repentina de la presión arterial con otras consecuencias negativas.

Es importante considerar tomar moderadamente. 

La idea de que alguna bebida alcohólica no afecte la tensión es totalmente errada. Siempre hay un cambio y los efectos dependen de qué tanto sea el uso de los tragos. 

Hay que tener en cuenta que la salud a largo plazo es mucho más valioso que una copa de licor. La hipertensión y el alcohol van peligrosamente de la mano.

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