
Existe una creencia de que la cocaína y el sexo son una buena combinación. En general, las drogas y las relaciones son mezcladas por la asociación de una mayor potencia y deseo por parte de los consumidores, pero ¿es verdad esto?
En realidad, la cocaína en específico tiene efectos inmediatos para la capacidad sexual, pero la mezcla droga sexo no tarda en considerarse inadecuada a la hora de rendir en la cama.
Es cierto que entre la cocaína efectos sexuales se encuentran los orgasmos intensos y que la droga envía al cerebro señales de placer que aumentan el deseo sexual.
También es verdad que se incrementan los niveles de dopamina, hay una sensación de euforia y el sexo dura más.
Pero hay un gran problema: fumando cocaína se obtiene un efecto estimulante pasajero que en realidad dura entre 30 y 60 minutos. Después de este lapso se produce un bajón intenso que genera cansancio, decaimiento y depresión.
¿Cómo funcionan la cocaína y el sexo?
Se cree que la cocaína y el sexo son una mezcla perfecta para tener más potencia sexual. No obstante, las más recientes investigaciones revelan que el consumo continuado de esta sustancia genera disfunción sexual en el hombre y falta de concentración para el orgasmo en el caso de las mujeres.
Aunque se considera que la droga y el sexo se trata de una buena fusión, esto no es más que un mito.
El uso prolongado de la cocaína genera el bloqueo de la conducción nervios y movimientos convulsivos.
La “subida” en la energía del consumidor cuando ingiere la cocaína hace que se sienta en la cima de su personalidad y con un alto deseo de tener relaciones sexuales. Sin embargo, apenas termina el efecto, viene un “bajón” que caracterizado por un agotamiento extremo y debilidad que dificulta en gran medida la capacidad de mantener cualquier relación sexual satisfactoria.
En conclusión, se podría decir que la cocaína y el sexo no van de la mano.
La droga tiene un alto efecto adictivo y, aunque en un principio, promete mucho las consecuencias son devastadoras y no solo incluyen dificultad para la erección, sino también una erección dolorosa.
El sexo cocaína se convierte en un problema grave, pues se trata de una sustancia de fácil adicción que puede llevar a la persona a acostumbrarse a sensaciones irreales que parecen ciertas.
Aumento del riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual
La cocaína y el sexo aumentan en gran medida la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual y esto quedó demostrado en un estudio publicado por la Revista Springer en el que se evidenció que los consumidores activos de esta droga están más expuestos a contraer el VIH y otros problemas de transmisión sexual que los no consumidores.
La razón es que al mezclar droga sexo la persona muestra una mayor resistencia al uso del preservativo debido a su comportamiento impulsivo e impaciente.
“La administración de cocaína aumenta el deseo sexual de forma dependiente de la dosis y disminuye la probabilidad de empleo del condón: el papel de la demora y el descuento de probabilidad en la conexión de la cocaína con el VIH”, concluye el estudio.
Los resultados coinciden con una investigación realizada en Estados Unidos y publicada por la Revista Psychopharmacology en el que se determina que existe una “impaciencia” en el consumidor que crea una barrera frente al empleo de preservativo.
Los investigadores se aseguraron de que los participantes tuvieran 24 horas previas a cada sesión de estudio sin consumir ninguna droga y esto incluye el alcohol.
Se observó en los jóvenes objetos del estudio que cuando ingerían cocaína los niveles de deseo sexual aumentaban, alcanzando su pico aproximadamente a los 45 minutos.
La cocaína y el sexo terminan destruyendo la relación
La cocaína y el sexo no son positivos para ninguna relación. Al principio puede que la persona se desinhiba y manifieste una euforia que le dé cierto poder para “ligar”, pero solo se trataría de sexo ocasional, porque la droga termina destruyendo cualquier relación.
Además de los efectos secundarios en cuanto a la función íntima y una mayor probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, existe una gran probabilidad de que la persona se vuelva adicta, comience a decaer su capacidad de relacionarse, se vuelva hostil y se dificulte su posibilidad de tener una relación sana.
Los contras son mucho más que los pros en cuanto a la cocaína y el sexo se refiere.
La falta de información hace que muchas personas caigan en la trampa de consumir drogas para aumentar su lívido y potencia, sin saber que están entrando en un terreno peligros del que es difícil salir.
Al principio existe una sensación de euforia, pero como se explicó, esto es solo cuestión de máximo una hora.
Luego puede incluso presentarse cuadros depresivos que terminan afectando las relaciones tanto sexuales como sociales de la persona que, si desea poder superar el problema deberá acudir a ayuda profesional. De ninguna manera las drogas y el sexo son una buena combinación.
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