
¿Necesito de verdad un tratamiento?
Muchas veces pensamos que las personas que inician un tratamiento son las que “han tocado fondo”. Lamentablemente, muchas veces es así y la persona no empieza un tratamiento hasta que no sufre una consecuencia grave: pierde su trabajo, pierde su pareja, pierde la confianza de sus padres o la de sus hijos o se arruina económicamente. Incluso, hemos llegado a ver casos en los que se había llegado a perder todo esto sin haber consultado nunca con un profesional. Aunque sigue habiendo esperanza en estos casos y se han logrado recuperaciones que parecerían milagrosas, los resultados posiblemente no vayan a ser tan positivos como cuando no se ha llegado a límites tan extremos.
Perfil de personas que pueden beneficiarse de un tratamiento de desintoxicación
- Aquellos que realizan un consumo frecuente y que ha ido en aumento o han recurrido a distintas sustancias para “colocarse”.
- Personas que se sienten mal al día siguiente de haber consumido, porque sienten remordimientos, dolores de cabeza, mareos, o que necesitan seguir consumiendo para evitar este malestar
- Los que tiene problemas con sus parejas, familiares, amigos o compañeros de trabajo y han recurrido al consumo de alguna sustancia para calmar su malestar
- Aquellos cuyo entorno familiar y social considera que el consumo que hacen no es adecuado o que las consecuencias son muy negativas.
- Quienes dedican su tiempo libre a beber o a consumir y, por ello, han abandonado otras actividades de ocio, familiares, académicas o laborales.
- Los que han visto empeorar su estado de ánimo, su nivel de estrés, su ansiedad y su calidad del sueño en relación con el consumo de sustancias.
- Aquellos que, como consecuencia del consumo de alcohol o de otras sustancias, han tenido un accidente laboral, una caída accidental, un accidente de tráfico, han dado positivo en un control de alcoholemia o les han retirado puntos del permiso de conducción.
- Las personas que a pesar de la recomendación de su médico o la promesa a sí mismos o a un familiar de abandonar el consumo, no puede cumplirlo.
- Quienes han perdido su trabajo como consecuencia del consumo.
- Las personas que han perdido a su pareja o se han separado como consecuencia del consumo.
- Los que han abandonado sus estudios o han suspendido un curso y consumen alcohol u otras sustancias regularmente.
- Cualquier otra persona que considere necesario consultar su situación o no está segura de si su situación es mejorable.
Si no estás seguro de si necesitas un tratamiento, consultar con un profesional te va a ayudar, cuanto menos, a salir de dudas
Cuando se debe empezar un tratamiento de desintoxicación
Aunque hay una máxima que dice “nunca es tarde”, debería aplicarse en este caso otra: “cuanto antes, mejor”. Si cuando diagnostican a alguien de un cáncer tiene mayores posibilidades de éxito cuando “se lo han cogido a tiempo”, y menos cuando “se lo han cogido tarde”, ¿porque no iba a ocurrir lo mismo con las adicciones? ¿A alguien le ha dicho alguna vez un médico: “vuelva usted en unos meses, cuando esté más enfermo”? Una vez que surjan problemas o se establezca el diagnóstico de adicción, lo mejor es empezar el tratamiento cuanto antes.
Aunque nunca es tarde para empezar un tratamiento, mejor cuanto antes lo empieces
Ventajas de un tratamiento precoz de las adicciones
Cualquier enfermedad que es detectada y tratada pronto, tiene más posibilidades de obtener resultados positivos que cuando se cronifica. Las adicciones, en este sentido, y en otros, no difieren mucho del resto de las enfermedades.
Desde el punto de vista neurobiológico, tratar una adicción en sus fases iniciales resulta en una recuperación integral mayor y más rápida. Esto es debido a que los cambios neuronales en los neurotransmisores y receptores, conocido como neuroadaptación, que produce la sustancia adictiva son mayores cuanto más prolongado sea el consumo de una sustancia y más dosis se consuma. Cuanto antes se logre la abstinencia, menor va a ser el daño cerebral ocasionado.
Al comienzo de la adicción se consume menos cantidad y, como es lógico, se lleva menos tiempo consumiendo. Por tanto, la recuperación durante las fases iniciales conlleva mejores resultados en la normalización del rendimiento y de las funciones cerebrales; además, se previene el deterioro cognitivo irreversible que producen algunas sustancias cuando se consumen de forma prolongada.
El tratamiento precoz evita el deterioro cognitivo asociado al consumo de alcohol y otras drogas
Desde el punto de vista psicosocial, tratar una adicción antes de que se produzca un importante deterioro en las relaciones sociales y familiares, permite que los familiares y los seres queridos puedan ayudar al paciente durante el proceso del tratamiento. Este apoyo social y familiar ha demostrado aumentar la eficacia y mejorar los resultados del tratamiento de las adicciones. Por otro lado, una persona que haya roto sus relaciones familiares, no va a contar con este importante apoyo durante el proceso terapéutico y le va a resultar muy complicado recuperar el contacto con sus familiares. Muchas veces no llega a recuperarlo nunca.
Otro motivo para iniciar un tratamiento pronto es que va a resultar más motivador saber que al concluir el tratamiento, el paciente va a poder continuar con su proyecto vital anterior (familia, estudios, trabajo, etc.). Mientras que, en las fases avanzadas de la enfermedad en las que hay un importante deterioro social y familiar, probablemente el paciente se tenga que enfrentar a una tarea mucho más compleja: la de rehacer su vida.
Situaciones adversas que evita el tratamiento precoz de las adicciones
Son muchas las consecuencias adversas que se pueden evitar si se inicia un tratamiento a tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos de los problemas pueden llegar a ser irreversibles o muy complicados de resolver. Vamos a dividir estos problemas en médicos y psicosociales.
Problemas médicos:
- Las consecuencias directas de una intoxicación, como un infarto de miocardio por una sobredosis de cocaína, o un accidente de tráfico por conducir bajo los efectos del alcohol.
- Las conductas de búsqueda de la sustancia adictiva pueden conllevar lesiones físicas como resultado de peleas, agresiones, intentos de robo, etc.
- Las conductas sexuales de riesgo asociadas al consumo de sustancias, como la promiscuidad que puede conllevar el contagio de enfermedades infecciosas.
- La iniciación en el consumo de otras drogas y producir adicción a múltiples sustancias.
- La precipitación o el agravamiento de una enfermedad psiquiátrica.
- El agravamiento de enfermedades médicas, por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica tiene como principal origen la inhalación del humo del tabaco.
Son muchas las enfermedades asociadas al consumo de alcohol y otras drogas: infartos, infecciones, depresión, ansiedad, malnutrición, politraumatismos secundarios a accidentes, etc.
Problemas psicosociales:
- La tenencia o cultivo de sustancias adictivas ilegales que puedan considerarse para fines de tráfico de drogas y tengan consecuencias penales.
- Las conductas delictivas asociadas al consumo de sustancias ilegales, como atracos o robos.
- Pérdidas económicas, que pueden incluir la adquisición de deudas, ventas de propiedades o empeños de objetos de valor familiares.
- Pérdida de la vivienda por incumplimiento de los deberes (hipotecas, embargos, ...).
- Problemas de pareja y rupturas sentimentales.
- Pérdida de la custodia de los hijos.
- Distanciamiento de los familiares.
- Conductas violentas: agresiones, peleas, violencia de género, vandalismo, …
El consumo de sustancias afecta a toda la vida del individuo: personal, familiar, social, legal, laboral, académica y espiritual
“Mis amigos me dicen que no me hace falta un tratamiento”
Hay muy poca concienciación en nuestra sociedad del daño que pueden hacer algunas sustancias, especialmente el alcohol y el cannabis. Se llega a hablar de un “consumo social” de estas sustancias, como si la identidad de pertenencia a un grupo estuviera condicionada por el consumo. En determinados grupos sociales o grupos de amigos se ha llegado a la situación en que algunas personas se han sentido excluidas o rechazadas cuando han decidido no beber o no fumar. Este hecho pone a la persona en la tesitura de tener que elegir entre su salud o su grupo de “amigos”, ya que el grupo da a entender a sus integrantes que consumir es lo adecuado.
Muchas personas se hacen la siguiente pregunta: ¿por qué tengo que ser yo quién vaya a un tratamiento y deje de consumir si todos mis amigos hacen lo mismo? Este interrogante no tiene una única respuesta, sino que tiene múltiples en función de distintos condicionantes. Es decir, cada persona va a tener una respuesta distinta a esta pregunta. A continuación, te vamos a ofrecer una serie de puntos a tener en cuenta que pueden ayudarte a encontrar tu propia respuesta:
- ¿Tus amigos consumen contigo? Un grupo de amigos en el que la actividad principal sea el consumo o la reunión alrededor de la botella de alcohol o el porro de marihuana, difícilmente va a apoyarte en tu decisión de iniciar un tratamiento porque posiblemente ellos estén en la misma situación que tú y no quieran enfrentarse a la realidad de su propia necesidad de buscar ayuda.
- ¿Consumes siempre con las mismas personas o consumes en distintos ambientes con distintos grupos? Es posible que tus amigos no sepan que, además de consumir con ellos, consumes también con otras personas la misma sustancia en mayor cantidad u otras sustancias distintas. Puede ser que ellos no sepan todo lo que “te estás metiendo” porque no están contigo todo el tiempo. Esto suele ocurrir cuando eres la persona que está en todas las fiestas y eres el último en marcharse a casa. Si ellos se vuelven antes a casa y no te ven los días que no salen, creerán que tu problema es más esporádico lo que realmente es.
- ¿Consumes solo en casa sin que nadie te vea? Es posible que tus amigos no sepan que, cuando no estás con ellos, sigues consumiendo. Mientras ellos se están dedicando a su trabajo a su familia, piensan que tú haces lo mismo, pero, en realidad, estás metido en tu casa “colocándote”.
- ¿Serías capaz de decirle a un amigo que se está pasando y que debería buscar ayuda? Estas situaciones son muy complicadas y es difícil decirle a un amigo algo así. Hay que tener mucha confianza con él y, aun teniéndola, parece que puedas estar metiéndote en donde no te llaman. Es posible que a tu amigo le pase lo mismo contigo y, aunque lo piense, no se haya atrevido a decirte nada por miedo a que lo encajes mal o te enfades con él. Sin embargo, los familiares sí suelen tener más confianza en este aspecto y ser más sinceros y suelen adelantarse a los amigos a la hora de hacer este tipo de recomendaciones.
- ¿Has preguntado a tus amigos que no consumen que opinan? Aunque un grupo de amigos pueda no ver el problema, es posible que otros amigos sí lo vean. Es importante que cuentes con distintas opiniones y no ceñirte a un único grupo. Lo habitual es que tus buenos amigos, los de siempre, te apoyen en una decisión así, aunque lo importante es tu propia determinación.
- Tienes que tener en cuenta también que la respuesta del organismo al alcohol y las distintas sustancias adictivas es distinta de una persona a otra. No a todo el mundo le afectan igual las sustancias y no todo el mundo tiene las mismas necesidades.
La opinión de tus amigos puede resultarte importante, pero tendrás que preguntarte si ellos saben todo lo que consumes y si ellos son responsables con sus problemas.
“He hecho muchos tratamientos y he terminado consumiendo otra vez”
Es cierto que hay casos de adicciones muy graves en los que no se logra la abstinencia durante periodos suficientemente prolongados o en los que las recaídas y recidivas se convierten en la norma tras breves periodos de abstinencia. La dificultad para lograr la abstinencia suele ser la consecuencia de que el tratamiento ofrecido no era el más indicado para la fase de la enfermedad. Mientras que, en la mayoría de los casos en los que se producen recaídas frecuentes, el fracaso en el mantenimiento de la abstinencia se debe a un insuficiente seguimiento ambulatorio después de haber conseguido inicialmente la abstinencia. Por estos dos motivos, es muy importante elegir correctamente el tratamiento que corresponde a cada fase y realizar un seguimiento a medio o largo plazo de suficiente duración. Se recomienda que el seguimiento dure un tiempo mínimo de dos a cinco años.
En cualquier caso, y aunque cueste creerlo, las recaídas forman parte del proceso de recuperación. Cada recaída que tengas, te acerca más a la recuperación. Confía en tus posibilidades y plantéales estas mismas dudas a los profesionales con quienes consultes.
Las recaídas forman parte del proceso de recuperación y cada recaída que tengas te acerca más a la recuperación
“Pero… yo tengo un buen trabajo y mi gente me aprecia”
A todos nos gustaría que por ser buenas personas o buenos profesionales se nos garantizara una buena salud, pero no es así. Ninguno estamos exento de sufrir enfermedades. Las personas con una buena posición sociolaboral y con un reconocimiento profesional también pueden tener adicciones o caer enfermos de cualquier otra enfermedad. Continuamente vemos en las noticias actores de Hollywood de reconocido prestigio internacional que han sufrido una intoxicación por sobredosis o que han ingresado en un centro de recuperación (rehab treatment como lo denominan los anglosajones).
El mundo actual exige resultados y muchas personas se ven desbordadas para poder lograr el éxito profesional. Algunos pocos que logran conseguir el éxito, pueden llegar a poner en riesgo su salud o la unidad familiar. Son personas que valoran mucho su carrera y éxito profesional y que, poco a poco, van sacrificando su salud (durmiendo menos horas, no disfrutando de momentos de intimidad, no teniendo tiempo para ir a las revisiones médicas, etc.) y su familia (no dedicando suficiente tiempo a estar con su pareja, delegando responsabilidades parentales en su pareja, etc.). Pueden comenzar empleando sustancias activadoras, como la cocaína, para mantenerse despiertos más horas o para poder enfrentarse a duras negociaciones. También pueden consumir sustancias depresoras, como el alcohol, en un intento de reducir su nivel de estrés o de facilitar el sueño. Al final estas sustancias suelen producir el efecto contrario o llevar a la persona a vivir una doble vida, que termina siendo evidente para sus seres queridos. A estas personas se las conoce como adictos de alto rendimiento.
Los adictos de alto rendimiento suelen llegar tarde a tratamiento y se arriesgan a perder todo lo que habían conseguido
Estos casos a veces exigen aparcar temporalmente el trabajo para poder centrarse en uno mismo y poder ver la realidad desde otra perspectiva. Tomar distancia del trabajo permite ver otras cosas de la vida igual de importantes o más que habían caído en el olvido. Este proceso es necesario para evitar la repetición de patrones.
Como con cualquier otra enfermedad, si requieres un tratamiento intensivo y te comprometes con él, tienes derecho a una baja laboral al menos mientras dure el tratamiento.