
Es posible que hasta ahora tu tiempo libre lo dedicaras a actividades nocturnas, a salir con tus amigos, a ir a discotecas, etc... Seguramente tienes buenos recuerdos de estas actividades y pasaste momentos de suma diversión; sin embargo, seguramente también puedas recordar situaciones no muy agradables y, sobre todo, el consumo de sustancias que hacías cada vez que salías.
La diversión después del tratamiento
Estas actividades nocturnas están muy ligadas al consumo de alcohol, cocaína y otras drogas. Volver a realizar esas actividades en tus primeros meses de abstinencia, e incluso durante tus primeros años, puede resultar algo muy peligroso ya que te pone en una situación de elevado riesgo. Se trata de lugares donde seguro va a haber alcohol y dónde fácilmente pueden ofrecerte otras drogas ilegales. Además, vas a ver amigos u otras personas intoxicados. Por último, tu cerebro puede jugarte una mala pasada y pedirte que le administres droga cuando se expone a situaciones que le recuerdan a los momentos pasados en los que consumían. Estas situaciones relacionadas con el consumo previo pueden ser lugares, personas, olores, experiencias, canciones, momentos del día o, incluso, estados de ánimo. Por muy preparado que te encuentres para afrontar el día a día, parece razonable que no te expongas a estas situaciones.
“Pero, si no puedo salir cómo me voy a divertir entonces”.
No te estamos diciendo que no salgas de casa, sino que no te expongas a situaciones de riesgo. Por supuesto, la vida continúa y necesitamos espacios y tiempos de ocio. Lo que te planteamos es que busques actividades de ocio alternativas a las que estabas acostumbrado de antes.
Cada persona tiene unos intereses distintos. Tendrás que ver cuáles son los tuyos. Es posible que no hayas tenido nunca un hobbie o no recuerdes haberlo tenido. No te preocupes porque seguro que encuentras alguno. Para las personas jóvenes es muy recomendable el deporte. Te puedes apuntar a algún club de algún deporte que te guste o a un gimnasio o, si no quieres gastar dinero, comprometerte con algún amigo para hacer alguna rutina de ejercicios. Si no te gusta el deporte, seguro que te gusta la lectura, el cine o las manualidades, por ejemplo.
Elige una actividad que te haga pasar un buen rato, que notes que te siente bien y que te relaje
Tienes que tener en cuenta que el ocio debe ocupar un tiempo limitado a lo largo del día. El ocio no puede ocupar todo el día (salvo cuando estamos de viaje de vacaciones o en lugares concretos, como en el parque de atracciones). Si te sientes aburrido o sin saber qué hacer, lo que necesitas no es ocio, es una ocupación. Una ocupación es una actividad rutinaria por la que disfrutamos al sentirnos valiosos y útiles, y por la que solemos recibir una recompensa a cambio. Por ejemplo, el trabajo es una ocupación porque es un espacio en el que nos desarrollamos personalmente -con suerte en un área de nuestro interés-, donde nos sentimos valiosos y útiles, y por el que percibimos una remuneración económica si cumplimos con unos horarios y unas obligaciones. Otra ocupación alternativa al trabajo es el estudio. A través de la rutina y el esfuerzo del estudio, adquirimos conocimiento que nos hacer sentirnos más sabios y valiosos en el mundo, y nos da la oportunidad de poder acceder a una titulación reconocida socialmente. Por último, las personas que por la gravedad de su enfermedad, o por otros motivos, no puedan trabajar ni estudiar, pueden acudir regularmente a un centro de día de terapia ocupacional donde desarrollarse personalmente y sentirse activos y capaces.
Una ocupación es una actividad rutinaria por la que disfrutamos al sentirnos valiosos y útiles, y por la que solemos recibir una recompensa a cambio